jueves, 30 de octubre de 2008

Dos artículos que deben leerse y estudiarse

Guatemala, 15 de Octubre del 2008

Luego de la firme acción de protesta que la organización juvenil H.I.J.O.S. realizara el pasado 20 de Octubre en la Plaza de la Constitución con ocasión del espectáculo que el Gobierno había orquestado, en el país se ha desatado un impresionante ir y venir de opiniones, la mayoría de las cuales parecieran escritas más con el hígado que con el corazón o la cabeza. Todas las iras y las fobias se han lanzado en contra de quienes, con hidalguía, protagonizaron la acción de protesta.

De todo este vasto conjunto de notas, algunas de las cuales no pasan de ser más que meras galimatías, destacan dos que, por sus contenidos y por su forma, queremos compartir con Ustedes:

• La primera es firmada por Jacobo Mogollón, a quien no tenemos el gusto de conocer, y llegó a nosotros a través de Noti-Educativa, una activa red electrónica de difusión de documentos, ideas y posiciones.
• La segunda la escribió Don Alfonso Bauer Paiz, cuya digna y combativa trayectoria de vida le da plena autoridad moral para escribir cada letra de sus documentos.

En ambos casos, se realiza un análisis objetivo respecto a los actos convocados por el Gobierno y, aunque es obvio que las plumas serviles al poder, (que nunca faltan), no coincidirán con lo que los autores plantean, lo cierto es que ponen las cosas en su justa dimensión.

Por lo tanto, invitamos fraternamente a su lectura, por cuanto contribuirán a esclarecer cualquier tipo de dudas que puedan haberse generado respecto al costoso espectáculo montado por el actual Gobierno el pasado 20 de Octubre.

Sobra decir que, desde el FNL, con todo cariño para Don Ponchito y respeto para ambos, les agradecemos el haberle entregado al debate.

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NotiEducativa, 29 de Octubre del 2008:

La Guateámala roja de la UNE

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
(Eduardo Galeano)


Al parecer los patojos nunca están conformes. Están a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor. Son dados a los vicios, con malos hábitos y costumbres, de apariencia cuestionable. En cuestiones políticas son infantiles, poco propositivos. En fin, son un estuche de primores, al decir de algunas voces que de modo abrupto aparecieron luego de la suspensión del espectáculo gubernamental del 20 de octubre.

No me extrañó que diversos funcionarios del gobierno de la UNE, con pretensiones de izquierdismo maduro, escriban y utilicen los medios de difusión, propiedad del Estado, para defender oficiosamente a su patrón. Tampoco que algunos medios de prensa, detentados por empresarios contrarios a cualquier cosa que huela a protesta social y columnistas conservadores, escribieran de manera sesgada haciendo eco a los portavoces uneístas. Lo que sí llama la atención es la intensidad del escozor que provocó en las filas gubernamentales, el que unos jóvenes "faltos de formación", pudieran interrumpir su tan gloriosa consagración como un gobierno "socialdemócrata" que conmemora la gesta de 1944.

Cada uno de los escritos, cartas y artículos de opinión vertidos por diversos medios, supuran más pus mientras más alto es el cargo o la ambición del funcionario que lo redactó. Así vemos a uno de los burócratas perteneciente a círculos cercanos al mandatario arremeter con falacias ad hominem esplendorosas contra los manifestantes: "Esos irracionales, disfrazados de estudiantes universitarios… ", que tenían como "objetivo" "provocar insultos al presidente Álvaro Colom", esos "patojos" invisibles durante los años del "conflicto armado".

¡Exacto! Invisibles. Pero esos patojos "que nadie vio empuñar un fusil"; que no se veían porque eran pobres, hijos de 'delincuentes subversivos' o 'terroristas' , niños de párvulos que empuñaban un crayón de cera, o sobrevivían fuera de su país porque talvez ya había una bala con sus nombres, no necesitan empuñar ningún instrumento de la muerte, sólo alzar la voz.«¡Justicia! ¡Queremos los nombres de los responsables materiales e intelectuales del genocidio! » eran algunas de las consignas que "insultaban" al presidente y su séquito. Qué incómodo se sentiría el mandatario cuando un "grupúsculo" que se componía de gentes de diferentes procedencias, le reclamaba justicia y cambios reales no sólo discursivos, mientras cientos de acarreados para el acto entre el público general, permanecían impávidos.

Qué molestos se miraban los funcionarios cuando esos patojos "enfermos de infantilismo de izquierda" llamaban la atención sobre el verdadero significado del "privilegio de los pobres" que entregaba premios. El mismo "privilegio" que mató a Mario Caal y desalojó a las comunidades indígenas de Livingston; que aumentó el número de efectivos de un ejército cuestionado por su irrespeto a los derechos humanos y de cuyos integrantes, responsables del genocidio, no hay uno solo preso; que sigue entregando el país a las transnacionales mineras por regalías ridículas… ¿Ése es un verdadero gobierno que privilegia a los pobres? (¿Sigo con la lista?).

Ese grupúsculo que armado de una manta, un megáfono y muchas ganas de alzar la voz se hizo visible y gritó hasta donde los pulmones les dieron fuerza, removió algo en la maquinaria gubernamental. Esa maquinaria que repartió medallas a los héroes de la revolución del 44, sin sustentar la acción en cambios reales que reflejen el espíritu de esa gesta, a saber: reforma agraria, nacionalización de los recursos y defensa de la soberanía, respeto y promoción de los derechos de los trabajadores, etc. (¡Todo lo contrario!) Esa maquinaria que entregó la Orden del Quetzal a la familia de un Oliverio Castañeda despojado de su militancia revolucionaria y sin tener a ninguno de los culpables del crimen en la cárcel (ni siquiera se ha iniciado un proceso serio de investigación).

Ese grupúsculo de invisibles gritones removió algo a esa maquinaria gubernamental: la máscara. La máscara que oculta políticas públicas que mantienen el estatus quo de las clases empresariales intacto, mientras va por el país con programas asistencialistas en la mano izquierda y la orden de desalojo de tierras en la mano derecha; la máscara de un "privilegio de los pobres" intolerante a la crítica y presto a retroceder en cualquier medida ante un guiño del CACIF. Esa máscara que quiso fabricarse con retazos de Árbenz, Arévalo y Oliverio, le fue arrebatada a última hora del show… y por eso les ardió.

Fue un buen intento el del gobierno, el tratar de sacralizar los símbolos revolucionarios e integrarlos a un imaginario que se quiere imponer al guatemalteco:la Guateámala roja que intenta extraer esos símbolos del sustrato que les da vida (el pueblo, la gente) y elevarlos a las alturas intocables e inhumanas, sustraerle el sentido y el sustento, para que pasaran a formar parte de los "tiempos de solidaridad" del gobierno, que no practica lo que predica.

No se puede más que rechazar la pretensión de estatizar una memoria castrada, de imponer una historia deformada o cualquier imaginario que busque crear la falsa idea de que los tiempos son diferentes, mientras la impunidad y la violencia, la
miseria y el abandono le demuestran a la mayoría de guatemaltecos lo contrario.

Pienso en los revolucionarios que recibieron medallas de parte del gobierno, y que tal vez fueron mal informados o impresionados equivocadamente acerca de hacia quién iba dirigida la protesta (a todas luces contra el presidente y su gabinete); y pienso en el revolucionario más cabal que conozco y que rechazó esas mismas medallas. Esos revolucionarios igualmente son dignos de admiración.

Pero la protesta y este escrito se tratan del gobierno de Colom y sus políticas, de su falta de coherencia, no de los premios que bien merecidos los tendrían quienes los recibieron y decenas de miles de revolucionarios más, cuyos heroísmos permanecen anónimos.

La descalificación

Tratar de defenderse descalificando personas, no atacando argumentos, es una jugada fácilmente cuestionable. Sería mejor que los ofendidos argumentaran por qué no se puede hacer una reforma agraria y se dota a los campesinos de recursos y tierra; por qué no atienden a los sindicalistas de la Salvavidas que llevan meses en la Plaza de la Constitución; por qué reprimen a los pobres y los expulsan de sus tierras y territorios. Que enumeren qué medidas -no cosméticas- han realizado que los hacen creer que son de izquierda… Por qué un Código Agrario, la Ley de Minería, la Reforma Fiscal duermen el sueño de los justos. Por qué no se cumplen las leyes laborales en el campo. Por qué se restringen las garantías constitucionales cada vez que el gobierno hace operativos de seguridad sin éxito (excepto cuando son contra población indefensa).

Por esas situaciones que enumero, afirmo que protestar y movilizarse es válido. Reivindico el derecho a disentir, a gritar, a pesar de que eso pueda acarrear descalificaciones y amenazas. Reivindico el exigir justicia, reclamar por la memoria y acciones concretas, aunque los corifeos oficiales abunden en ataques virulentos. Y lo reivindico, no desde la tarima elevada, ni desde las salas del Palacio Nacional rebosantes de vinos y dadivosas en 'alcoholizadas' botellas de "Zacapa Centenario", sino desde el mismo lado de los "patojos", los "hijos de quién" -como se expresó más de algún furibundo funcionario- . Reivindico el derecho a la indignación desde el lado de los nadies, de los ninguneados: que es mi lado.

Es innegable que los gritos del 20 de octubre llegaron más allá de la plaza de la Constitución y siguen reverberando en muchos espacios. También es indiscutible que a pesar del poder pro imperial, las resistencias siguen de pie. Asimismo es irrefutable que cuando la gente se organiza y lucha logra los cambios necesarios para construir un mundo mejor, porque, como hace 30 años lo dijera Oliverio: "mientras haya pueblo, habrá revolución".

Jacobo Mogollón


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Opinión
Lunes, 27 de Octubre de 2008


Por qué no acepte la distinción de la Orden del Quetzal

Alfonso Bauer


Algunos días antes del 20 del presente mes tuve el agrado de recibir, en mi hogar, la visita del señor Carlos Menocal, funcionario de la Presidencia de la República. Vino a exponerme que el Gobierno de la República había decidido condecorarme con la Orden del Quetzal, en reconocimiento a mi actuación como ciudadano y servidor público durante el proceso democrático-popular de la Revolución del 20 de Octubre de 1944 (década
1944-1954).

Después de escucharle le manifesté que, conforme a mis principios de consecuencia política no me era posible recibir el homenaje de una administración pública que, de hecho, está de espaldas a aquel proceso nacionalista, popular y participativo, que fuera ejemplo en América Latina, por los altos valores cívico, político, social que enalteció, al servicio de las grandes mayorías de pobladores de nuestra patria.

Me es penoso dar estas explicaciones, porque fui, quizás, el primer guatemalteco que pensó en el ingeniero Colom como candidato a la Presidencia de la República. En 1999, siendo yo asesor de la Asamblea Nacional Consultiva de Poblaciones Desarraigadas (ANCPD), en vísperas a elecciones generales y estando afiliado a la Alianza Nueva Nación (ANN), que estaba aliada a la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), y al partido DIA, la URNG había propuesto como candidato presidencial al ex presidente del CACIF, Jorge Briz. Yo no estuve de acuerdo, porque si URNG combatió, durante 36 años, con las armas en la mano para establecer un régimen socialista en Guatemala, no era congruente que el primer mandatario fuese un miembro de la cerrada y absorbente cúpula de la oligarquía nacional.

Se me respondió, que el motivo para nominarlo era que la URNG era señalada por diversos sectores sociales como una organización terrorista, lo cual no era cierto, pero deseaban infundir confianza pública, incluso en esos niveles dominantes del CACIF, con la proposición del señor Briz, como empleador.

Inmediatamente le hice saber a URNG si querían un empleador que no formase parte de la oligarquía, yo les podría dar un nombre. ¿Quien?. Me preguntaron, el ingeniero Álvaro Colom Caballeros, les respondí. Y ¿quien es el?, volvieron a interrogarme. Y les dije: "El es el Director del Fondo Nacional de la Paz (Fonapaz), a quien conocí con ocasión de ser asesor de las Comisiones Permanentes de Refugiados Guatemaltecos en Mexico (CCPP).

Anteriormente, la señora Raquel Blandón, esposa del presidente, Vinicio Cerezo, había llegado a Chiapas a decirle a los refugiados que ya podían volver a Guatemala.

Las CCPP enviaron delegación, de la cual siempre forme parte, para participar en el Diálogo Nacional, y preparar los planteamientos de las condiciones de seguridad para el retorno de los cientos de miles de refugiados. Ya durante el gobierno de José Serrano Elías, el Ing. Álvaro Colom, frecuentemente visitaba los campamentos de refugiados, tanto en Chiapas, como Campeche y Quintana Roo. Atendía las peticiones de los refugiados y de su organización -las CCPP- y nunca les regaño. Si se aprobaba algo, se cumplía y nunca hizo una propuesta indecorosa, como es tan frecuente de la burocracia corrompida: "...te doy, para que me des". Y, en buena parte, los acuerdos que garantizaron un retorno digno de los refugiados, así como del reasentamientos de las comunidades de población en resistencia, que se había enmontañado en territorio nacional, durante el conflicto de la insurgencia armada, se debieron a la labor del ingeniero Álvaro Colom. Además, por su padre, Antonio y su tío Manuel, ambos Colom Argueta, Álvaro tenía raigambre democrática y revolucionaria. Por lo tanto, fue, entonces, el candidato presidencial de la izquierda del país. Esta, logro nueve curules en el Congreso de la República, pero su candidato presidencial no triunfó y pronto abandonó las filas de izquierda, pero no el juego de las vicisitudes políticas, hasta asumir la primer magistratura para el período 2008-2012, sin duda porque era el candidato a quien menos tachas se le pedían adjudicar.

Durante los primeros meses de su administración se esmeró en actuar completamente de acuerdo con la oligarquía nacional, su organización empresarial CACIF y a las órdenes de la política imperial estadounidense, permitiendo además el saqueo de los valiosísimos recursos naturales no renovables (minerales, metales, hidrocarburos) y renovadles, como los forestales, por empresas transnacionales.

Y sin que para nada acometa la urgente necesidad de resolver los graves problemas de la economía nacional, tales como el desempleo, la falta de acceso a la tierra por el campesino, principalmente indígena, el de los emigrados en EUA, el de la corrupción, de la violencia, de la impunidad. Y sólo en las vísperas del sexagésimo cuarto aniversario de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, se acordó de aquel proceso democrático-popular, nacionalista y participativo, exornando el Palacio de la Cultura con los colosales rostros de los ex presidentes Arévalo y Arbenz, pero importante es que siga su ejemplo.

Por lo anterior, le dije al funcionario de la Presidencia de la República, señor Carlos Menocal, que SÍ hubiese recibido la Orden del Quetzal, si el presidente Colom, su partido UNE y su equipo de gobierno dejaren el carro mortuorio de la globalización neo-liberal y, efectivamente, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que ha proclamado como divisa gubernamental la social democracia, administrase el país, conforme a dicha política como si quien estuviese en la Presidencia fuese su inolvidable tío, Manuel Colom Argueta.

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