Compartimos comunicado de solidaridad internacional
Desde el 24 de octubre de 2009, en el que muere asesinado Víctor Gálvez, dirigente del Frente de Resistencia en Defensa de los Recursos Naturales y Derechos de los Pueblos (FRENA), en el marco del conflicto que enfrenta a comunidades del departamento de San Marcos contra la empresa eléctrica española Unión FENOSA, han sido asesinados los siguientes activistas y sindicalistas guatemaltecos:
Evelina Rodríguez, Pedro García, Santos Cruz Nájera, Octavio Roblero, Luís Felipe Chó, Carlos Noel Maldonado Barrios, Leandro Maldonado y Ana María Lorenzo Escobar, Santiago Gamboa Paz, Samuel Ramírez Paredes, Roger Geovanny Ramírez Ávila, Bruno Ernesto Figueroa, Fredy Geovani López Caal, Carlos Enrique Méndez Ramírez.
El 28 de Octubre, Mateo López, destacado dirigente del FNL de Catarina (San Marcos) en su lucha a favor de la nacionalización de la energía eléctrica en el Departamento de San Marcos, recibió 5 impactos de bala y se encuentra gravemente herido. Sin embargo, por razones de seguridad, no está internado en ningún hospital, donde no podría garantizarse su seguridad.
Ninguno de estos crímenes ha sido investigado, a pesar de las denuncias de numerosas organizaciones tanto nacionales como extranjeras.
Ocho de estos asesinatos, más el último atentado contra Mateo López, están relacionados con el proceso de resistencia a las actividades de la multinacional española Unión FENOSA que, a través de dos filiales, DEOCSA y DEORSA, tiene el monopolio de la distribución de energía eléctrica en Guatemala. El mal servicio y los precios abusivos son dos de las principales señas de identidad de esta empresa, que ha conseguido de las autoridades guatemaltecas la declaración del estado de prevención en el Departamento de San Marcos (asimilable a una región aquí) desde hace casi un año, para contrarrestar las movilizaciones y acciones que se siguen contra ella por parte de numerosas comunidades que no pueden pagar los precios exigidos por esta multinacional. De hecho, el estado de prevención ha sido utilizado para que el ejército acompañe a empleados de Unión FENOSA a cobrar los recibos de luz.
En ese contexto, resulta insultante que, mientras los medios de comunicación se ocupan un día sí y otro también a hablarnos de los derechos humanos en Cuba, no se diga nada del régimen de terror que impera en Guatemala, país con el que España mantiene relaciones comerciales.
En Guatemala, los derechos humanos son una utopía. Las comunidades rurales de origen maya, siguen siendo hostigadas como consecuencia de que muchas de sus aldeas ocupan tierras que son codiciadas por todo tipo de multinacionales dedicadas a la minería, a la construcción de centrales hidroeléctricas, a la extracción de petróleo, etc., muchas de ellas de capital español. Los dirigentes sindicales y populares son criminalizados, perseguidos y asesinados, sin que se haya puesto en marcha ninguna investigación, a pesar de las evidencias y pruebas sobre quienes pueden estar detrás de estos crímenes. Es una evidencia que este clima de violencia beneficia a determinados sectores económicos y sociales de Guatemala, de la misma forma que es evidente que el pueblo guatemalteco no saldrá del subdesarrollo mientras continúe la violencia generalizada y la ejercida contra quienes luchan por mejorar las condiciones de vida de ese pueblo.
Poner freno a esta sangría debería estar en la agenda de nuestros Gobiernos y de las ONG que, como la nuestra, trabajamos en este país centroamericano.
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