Guatemala, 25 de Octubre del 2011
El desorden se impone
Este país no debería, nunca, pasar hambres. En Guatemala existen organizaciones debidamente facultadas para darle punto final al debate sobre necesidades alimentarias. Son la Secretaría Nacional de Seguridad Alimentaria, SESAN, y su homóloga, el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria, CONASAN. Entonces, después del paso de la cola que nos tocó, la situación real debe estar más que bajo control.
Ningún niño tendría hambre, ningún padre de familia tendría que pagar con sus angustias por que sus hijos tengan comida, ninguna madre de familia debería costear con sus desvelos por las necesidades de sus hijos. El país estaría demostrando que aquí sí se tiene capacidad para hacerle frente a las tormentas. CONASAN y la SESAN estarían dando muestran fehacientes, prontas y efectivas, de lo que es atender la demanda urgente por alimentos.
Ya deberían de estar implementándose los planes y programas que la SESAN y CONASAN han dictado, con los cuales se le daría respuesta a lo que las comunidades han perdido. Ya el país, de punta a punta, debería conocer esos planes, esas propuestas, y las mismas deberían haber sido aprobadas.
Pero no es eso lo que ocurre. El país está echo un desastre, ¡Un poco de agua, y quedamos como si nos hubiera tocado un huracán! Por fortuna, no fue un huracán lo que impactó sobre muestro suelo. Fue, apenas, un chapuzón de malos vientos. Pero que cayó sobre un país subdesarrollado. Un país en el que, si se orina un caballo, hay que llamar al desorden, casi como si al caos.
En Guatemala, la palabra “subdesarrollo” tiene un significado más profundo que la sola palabra. Es una situación bajo la cual se abriga todo tipo de atropello contra el pueblo, Aquí llueve y la lluvia se encarga de hacer fiesta con casi todo lo que toca. Decimos “casi”, porque así es. Las casas de los ricos, a saber por qué, nunca se inundan. Nunca se ha visto a un rico atareado en la limpieza del fango. Jamás cae, sobre un rico, la maldición de los pobres. Así es, sin que se cuente con explicaciones. Simplemente no les toca.
Ese es otro de los grandes enigmas a resolverse. ¿Por qué en Guatemala la suerte la han perdido los pobres?, es una de las tantas preguntas que debemos hacernos.
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