Guatemala, 16 de Noviembre del 2011
Algunas razones que, bien o mal, la explican
Suele decirse que existe una profunda crisis en las filas de la izquierda, y es así. Realmente la hay, en las filas de la izquierda partidaria. La izquierda partidaria ha demostrado carecer de la capacidad de crecer, en un mundo en el que, en términos ideológicos, la izquierda, como tal, crece en todas partes. Incluso en Centroamérica la izquierda crece.
Pero otra cosa es la que ocurre en Guatemala. Mientras en Nicaragua, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Panamá la izquierda partidaria se hace presente y crece, aquí ocurre lo contrario: apenas si es un recuerdo de una izquierda que prometía ser fuerte.
La izquierda, la partidaria, actúa como esperan que se comporte. Al final, no hace ni más ni menos que lo que las derechas esperan que haga. Es decir, aquí la izquierda sirve a las derechas. Esto, para bien de la misma derecha. En definitiva, hay una izquierda partidaria que puede participar en política abierta y naturalmente: a ella nos estamos refiriendo en estas páginas.
Entre las razones que explican, para el caso guatemalteco, esa desaparición de la izquierda, podemos citar las siguientes:
1.- Por la incapacidad de socializar el proyecto:
La incapacidad para socializar su proyecto ha sido una de las principales razones de la debilidad electoral de la izquierda partidaria. Hay una izquierda, de partido, que tiene un proyecto diferente, pero infortunadamente este es desconocido. En consecuencia, nada se opone al proyecto de las derechas, que marchan solas al encuentro con el destino.
2.- Porque no hubo capacidad para ampliar el proyecto:
La cantidad de militantes activos a favor de un proyecto de izquierda nunca creció. Por el contrario. Siempre se jugó en un marco de poca militancia, y ello no contribuyó a promover el proyecto. La izquierda partidaria nunca creció y, con ello, nunca creció su proyecto.
3.- Porque, por un lado, prevaleció el dogmatismo sobre la militancia y en la estructura. Por el otro, predominó una suerte de aventurerismo ideológico:
Tanto la militancia como la estructura fueron víctimas activas de una especie de dogmatismo al momento de hacer valer sus criterios o, caso contrario, se vieron envueltos en una suerte de derechización en cuanto a sus planteamientos. Visiones extremas y pequeñas dominaron el panorama. Así, se vieron envueltas en un discurso que les robó la esencia de su planteamiento.
4.- Por la desideologización del proyecto:
Se perdió de vista la ideología como resorte que mueve la historia. Esta desideologización tuvo que ver con la pérdida de visión de los militantes respecto al futuro del país. Era más importante lo que podía conseguirse que la firmeza ideológica del que lo sostenía. Contaba más conseguir un voto que conseguir un militante.
5.- Por el divorcio entre estructura política y movimientos sociales:
Este divorcio se manifestó como un riesgo desde un principio. El Partido estaba aún en formación cuando se argumentó que poco podía hacerse debido a que “nos inhiben”. En aquel entonces sólo había un partido. Así, desde sus orígenes, predominó un divorcio entre los partidos políticos y los movimientos sociales.
6.- Porque este proyecto hoy excluyó a las organizaciones populares:
Porque se asumió que, dadas las circunstancias, había una izquierda a la que no le competía la lucha social. Estaba divorciado de ella. Era, si no su adversaria, su tema no tratado, su ignorado. La izquierda partidaria poco conocía de las luchas que, desde el pueblo, daban las organizaciones populares.
7.- Por la tozudez de los dirigentes al asumir cuadros de dirección:
En prácticamente toda la izquierda partidaria se dio un proceso, similar en todo al de las derechas, en el cual quien era electo dirigente lo era de por vida. Sólo la muerte podía oponerse al ejercicio de su cargo. Llegó, incluso, a dividirse en fracciones con tal de preservar los cuadros de origen. Así, vimos una izquierda dividida, separada en mil y un fracciones que le dieron su forma original.
8.- Por la pérdida de credibilidad de la izquierda partidaria:
Simplemente no le creen. Por un lado dicen que son del pueblo, pero, al actuar como derecha, niegan ese atributo. Muchos de los dirigentes de “izquierda” se venden como los de la derecha. Así, ¿cómo va a tenerse confianza en los que quedan?
9.- Por la aparición de Doña Rigoberta Menchú como candidata:
Al presentar a Rigoberta Menchú en calidad de candidata a Presidente de la República, su rostro se manchó. No era viable que un movimiento de izquierda, incluso partidaria, tuviera a una candidata de derecha. La Señora Menchú calificó como derecha desde la elección anterior, por cuanto actuó como sombra de Berger, y ahora actuó como sombra de Sandra Torres.
10.- Porque, al igual que las derechas, aparece cada 4 años:
Cada cuatro años la izquierda partidaria reaparece. Permanece en el baúl los tres años que preceden, pero el cuarto aparece, anunciando, al igual que las derechas, ser la solución de todos los males.
Así, existen múltiples razones por la cual la izquierda partidaria no crece. Más bien, se acerca su desaparición. Esto no significa ningún bienestar para el país. Más bien, es una muestra de cómo se van dibujando los males. Es una muestra de cómo se van perdiendo de vista los urgentes cambios que el país necesita.
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