miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un proceso gastado por el tiempo

 

Guatemala, 9 de Noviembre del 2011

Las elecciones ya no satisfacen todas las expectativas

Suele decirse que las elecciones son la más democrática de las opciones, porque son libres y participativas. Benditas sean las elecciones puesto que, en la medida en que estemos participando, seremos más democráticos. En síntesis, como resulta que aquí tenemos elecciones, pues entonces vamos siendo cada vez más democráticos, más limpios y puros.

Pero, ¿qué es lo que vemos aquí, en Guatemala, al final de cada campaña electoral? Este momento, en el que estamos justo diciéndole adiós a una campaña electoral, es objetivamente exacto como para ventilar a cabalidad ese asunto. Estamos colocados frente a lo que califica meramente como un desperdicio de recursos. Observémoslo:

1.- En un país en el que hay hambre, vemos un total despilfarro de medios de alimentación tras la celebración de los talleres, de los foros, de las asambleas, en fin, de los eventos que ofrecen qué comer al pueblo. Incluso hay personas encargadas del aporte con víveres a cada participante, y se esfuerzan por hacerlo. Pero todo eso es, al final, ni más ni menos que un desperdicio, que una apuesta en beneficio de este o aquél candidato. Nada más.

2.- También hay despilfarro de recursos en lo referido a medios de comunicación. La campaña electoral nos deja saber, con profusión, que este o aquel candidato es el más capaz de absolutamente todo. Esto pretenden lograrlo con frases hechizas que no quieren decir nada, absolutamente nada, pero que se repiten hasta el aburrimiento.

3.- Encontramos despilfarro en cifras gastadas en transporte para visitas. Los candidatos emprenden un recorrido del territorio que, si fuera por mejores causas, bien valdría la pena que lo hicieran. Van hasta el último rincón de Guatemala, prometiendo el oro y el moro, a sabiendas de que, al final, lo que hagan dependerá, enteramente, de lo que quieran los oligarcas. Los pocos ricos, que son los que mandan, se bastan para imponer cuánto gasta cada uno.

4.- Los gastos en publicidad exterior son extraordinarios. Las vallas en las carreteras, los afiches, las fotos, en fin, todas las técnicas, resultan nada comparados con los costos que implican. Se necesita que, calle por calle, haya una fotografía más o menos grácil de cada candidato. Esto es urgente. Y no es cuento. Se ponen.

5.- ¿Cuánto se gastó en pintura en las pobres carreteras? Esa cifra es enorme. Y bien valdría la pena si fuera para otros gastos. Pero no había una sola piedra en el camino, una sola pared más o menos pintable, un sólo árbol, un solo poste, en fin, una sola cosa que no fuera pintada, de todos los colores.

En un país carente de recursos hasta para lo más básico, sobran, sin embargo, para la campaña electoral. El Tribunal dispone de recursos. Los ricos disponen de recursos. La “cooperación externa”, siempre oculta, dispone de recursos. Los que pueden disponen de recursos. Así es que hay que hacer fiesta. Hay con qué y hasta sobra.

Basta con ver los resultados que se desprenden de una u otra campaña electoral aquí, en Guatemala. Aquí, en una cuadra, encontramos cientos de signos externos, como si se tratara de vender un jabón o un desodorante. Pero muchísimos más que los que cualquier empresa usaría para vender un jabón o un desodorante. Simplemente sobran.

Es que, en este país, los recursos sirven a las derechas para distraer al electorado, haciéndolo pensar que, con sólo seguir cualquiera de las 10 mil frases que emplean para difundir una idea, estará aportando a un mejor futuro. O las derechas se sienten servidas cada vez que un poblador decide votar por ellas dado que este o aquel candidato ofreció esto o aquello.

Así, ¿cuánto tiempo más tendremos que esperar para que una fuerza popular desplace a las derechas?

Obviamente, nuestra tarea es lograr que cada ciudadano empiece a ver el proceso electoral con otros ojos.

La Lucha Sigue

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