lunes, 17 de noviembre de 2008

Quién es el pato de la fiesta: Solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de Cataluña‏

Guatemala, 11 de Noviembre del 2008

¡Que la crisis la paguen los trabajadores!
Esa es, al parecer, la consigna de los poderosos

Para nadie es un secreto que, a lo largo y ancho del mundo occidental, el modelo económico imperante ha entrado en crisis. Quiebran grandes bancos, se desata en EEUU el problema inmobiliario, el precio del petróleo fluctúa sin que nadie parezca entenderlo ni mucho menos controlarlo, los precios de los productos básicos se disparan, el Gobierno de Estados Unidos le apuesta a la intervención estatal, en fin, las bases mismas del modelo se agrietan y hacen tambalearse a toda la estructura. La nave neoliberal hace aguas por todas partes y, como moderno Titanic, amenaza con hundirse estrepitosamente, condenando a muerte a quienes viajan en clases diferentes a la de primera.

Como consecuencia de esa tan comentada crisis, hay una pregunta para la cual empiezan ya a percibirse algunas respuestas: ¿Sobre quién querrán hacer caer el peso negativo de esta crisis del gran capital?, es decir, ¿quién pretenderán que sea el pato de la fiesta?; ¿a quién le tocará pagar los platos rotos?

Las primeras señales claras en respuesta a estos interrogantes emanan precisamente desde Cataluña, en donde tiene asiento una poderosa fuerza industrial. Allí las empresas transnacionales, a coro con el capital local, han dicho, con sus hechos, cuál es su propósito: ¡Que los efectos de la crisis los asuman los trabajadores y trabajadoras! ¡Que sean ellos y sus familias los que paguen los costos de la actual debacle financiera! ¡Que el desempleo de miles y miles amortice la crisis del gran capital! ¡Que la pobreza de millones se convierta en cuota que mitigue los efectos de la crisis sobre las inmensas fortunas de los poderosos, construidas a partir del sudor ajeno! ¡Que el hambre nacida desde mesas vacías sea el abono que amortigüe la crisis!

En Cataluña, con la empresa Nissan a la cabeza, el sector industrial se ha lanzado de lleno en una campaña feroz en contra de los trabajadores y trabajadoras de sus empresas. Con miras a paliar los efectos derivados de la crisis, con una guillotina bajo el brazo buscan cercenar tantas cabezas como la ley se los permita y, si pueden, pues aún un poco más allá.

La fábrica Nissan presenta ante el Gobierno un Expediente de Regulación para que la autoricen a destituir a 1.680 empleados, y, siguiendo su ejemplo se suman, de inmediato, otra cantidad importante de empleadores: La Hutchinson, que busca despedir 400; la Pirelli, la Torrespapel, la ONO de telefonía móvil, la Aconda, la Frigo y sus helados, la Tyco, la Cerámicas del Foix, la Visteon, la Volkswagen (que en el colmo de la generosidad ofrece despidos solamente temporales), entre otras. Es decir, se trata claramente de la aplicación de una estrategia anti-laboral, adoptada por todo un importante sector de la economía catalana.

Hasta esta fecha, de enero a septiembre en Cataluña se registraron 403 solicitudes de expedientes de regulación, afectándose a 18.659 personas, amenazadas con perder sus empleos. Sólo durante el mes de octubre fueron introducidas por el sector empresarial 135 nuevos expedientes de regulación que pesan como espada de Damocles sobre 5.595 trabajadores y trabajadoras.

El caso de la Nissan resulta paradigmático, no sólo por la enorme cantidad de desempleados que pretende generar, sino porque la empresa ya cerró sus operaciones y, entonces, hace ir a los trabajadores a diario simplemente para que estén ahí, sin hacer ninguna labor productiva, pero cumpliendo con sus horarios de trabajo. Miles de personas que pasan sus ocho horas laborales en paro forzado, sin que ninguno sepa a ciencia cierta si está o no dentro de la lista de los 1.680 despedidos, amenazados todos por el desempleo y preocupados, a tiempo completo, por las consecuencias que, en el ámbito personal y familiar, pueden derivarse de estos hechos.

Si por la víspera se saca el día, pues he ahí una muestra evidente de qué podemos esperar los sectores populares del mundo occidental como efecto derivado de la presente crisis. Cataluña se convierte, en consecuencia, en el ring donde se libra el primer round de una nueva batalla que ya se ha iniciado urbi et orbi, nacida desde esa crisis cuyos costos quieren cargarnos, aunque no la hayamos generado en absoluto.

Ante ello, el movimiento sindical y popular auténticamente comprometido con la clase trabajadora tiene la obligación ineludible de tomarse la palabra y enfrentar, desde ya, estas corrientes con las cuales el gran capital busca socializar las pérdidas sin que se afecten sus ganancias privadas. Buscan hacer empleo del poder que tienen para no mermar ni en un ápice sus privilegios y hacer que sean otros y otras los que paguen los costos desde sus ya menguados bolsillos.

Lo cierto es que, si el modelo neoliberal ha puesto en evidencia su fracaso, debe decirse, con la voz en alto, que no ha sido la clase trabajadora quien lo ha impulsado ni, mucho menos, quien lo ha impuesto. La paternidad de este malnacido modelo no es atribuible a trabajadores y trabajadoras y, por lo tanto, corresponde ahora a sus legítimos progenitores asumir las consecuencias de sus actos. La clase trabajadora, con todo derecho, puede hacer suyo el estribillo que reza la conocida canción latina, “ese muerto no lo cargo yo; que lo cargue el que lo mató”

Desde el Frente Nacional de Lucha expresamos, en primer lugar, nuestra solidaridad activa con los trabajadores y trabajadoras de Cataluña, a quienes, sin que ellos lo pidieran, se les ha impuesto el papel de protagonistas en este primer combate de esta nueva batalla. Hermanos y hermanas de Cataluña: sepan que no están solos y que su lucha también es nuestra. Si permitimos que hoy a Ustedes los despojen de sus derechos, mañana podría ser que nos toque a nosotros sufrir idénticas o similares agresiones.

Instamos a las autoridades del Gobierno Catalán a defender, como prioridad indiscutible, los derechos e intereses de la clase trabajadora y, en consecuencia, a no abrir espacios a la aplicación de los expedientes de regulación que les han presentado o que les presenten en el fututo. Ello implica, para el Gobierno, defender los derechos de aquellas personas que, con sus votos, los colocaron en esos cargos que hoy ocupan.

Hacemos un fuerte llamado a las organizaciones sindicales y populares del país, del Istmo Centroamericano, de las Américas y del mundo, a tomar cartas en el asunto y no permitir que en Cataluña, ni en ninguna parte, se sienten precedentes anti-populares que luego pueden generalizarse, con efectos nefastos sobre las condiciones de vida de los pueblos.

Y llamamos a la ciudadanía, en su conjunto, a expresar su rechazo a la pretensión de convertir a los sectores populares en el chivo expiatorio que asuma el precio de la crisis que el propio modelo ha creado.

¡A los trabajadores catalanes los asisten la razón y el derecho!
¡Que la crisis la paguen los que la generaron!
¡LA LUCHA SIGUE!

No hay comentarios.: