Guatemala, 27 de Noviembre
El dolor del Imperio y de sus cipayos locales
Los grandes medios de prensa guatemaltecos, a una sola voz, se han lanzado a cuestionar los resultados electorales que, en Nicaragua, emanaron de las urnas a lo largo y ancho de todo aquel país. De esta actitud, por repetida, puede deducirse la regla fija que emplean para adoptar posición frente a cualquier proceso electoral, donde quiera que se desarrolle: Si lo gana la derecha, fue un ejercicio democrático merecedor de todos los aplausos. Por el contrario, si lo gana la izquierda, se le condena como fraudulento.
En esta campaña de desprestigio contra el Gobierno de Nicaragua, los medios de prensa nacionales simplemente se han sumado a un bien orquestado coro continental de fieles y obedientes servidores de la voluntad del Imperio. La administración Bush impone de nuevo su papel de director de orquesta y sus bien pagados músicos entonan, entonces, la misma partitura.
Lo cierto es que en Nicaragua se dio el pasado 9 de Noviembre un proceso electoral que contó con la participación activa de más de 30 mil observadores electorales, quienes cubrieron las 12 mil juntas receptoras de votos. Más de dos observadores por mesa. En su inmensa mayoría fueron llevados al país por la organización Ética y Transparencia, instancia a la cual nadie puede señalar ni siquiera como remotamente cercana a posiciones de izquierda. Los miles de observadores, vinieran de donde vinieran, actuaron con plena libertad y respaldo formal para realizar su papel como tales. Se trató, pues, del proceso electoral más observado del mundo.
Los resultados favorecieron claramente las candidaturas del FSLN. La voluntad mayoritaria del pueblo, expresada en las urnas, fue clara: 52% a favor del Frente Sandinista, ante un 45% por el Partido Liberal. Esos datos, como era de esperarse, no fueron del agrado de Washington ni de las derechas locales. Ello explica la furia con la que han reaccionado y el grito de “fraude” al que han acudido como último recurso.
¿Quién entiende a Washington y a esas derechas?:
Primero, imponen dictaduras militares sangrientas que llenan de luto a todo el Continente, pero acusan a la izquierda de ser totalitaria.
• Luego, cambian de modelo y se pasan de la dictadura a la dictablanda. Es decir, imponen un modelo alternativo igualmente conculcante de los derechos del pueblo, pero en el que se realizan elecciones cada cierto tiempo. Cambian la forma, pero no el fondo. Cambian los métodos pero mantienen idénticos resultados. Llegan incluso a crear una sinonimia entre elecciones y democracia.
Eso sí, cuando los resultados que emanan desde las urnas electorales no resultan convenientes para sus propósitos y ambiciones, de inmediato se lanzan a cuestionarlos, sobre todo calificándolos de irregulares. No lo hacen así, de ninguna manera, en otras ocasiones en donde el fraude es claramente visible:
• En Estados Unidos, en donde el hermano mismo de Bush, Gobernador de la Florida, le aseguró el triunfo electoral al Partido Republicano, mediante el manejo oscuro del voto computarizado.
• En El Salvador, donde gracias a miles de artimañas y trucos, imponen a Saca sobre el candidato del FMLN, quien a todas luces contaba con el respaldo mayoritario del pueblo.
• En Costa Rica, donde gracias al manejo fraudulento del proceso de cómputo, logran colocar a Oscar Arias como Presidente al servicio del Imperio, de sus intereses y de los cipayos locales.
• En México, donde la victoria de Calderón sobre López Obrador está teñida indeleblemente con las manchas derivadas de un evidente fraude.
• De nuevo en Costa Rica, en donde aseguran el triunfo en el referéndum sobre el TLC, acudiendo a campañas claramente violatorias de las reglas del juego que su mismo modelo de democracia había establecido.
En síntesis, el Imperio y sus secuaces respaldan aquellos procesos en los que los resultados les permiten servirse con la cuchara grande, sean fraudulentos o no, pero cuestionan y procuran enlodar cualquier otro resultado que ponga límite a sus desmedidas codicias.
Hoy, al Imperio le duele horrores que en América Latina las urnas les estén dando la espalda una y otra vez. En Nicaragua, en Venezuela, en Paraguay, en Uruguay, en Ecuador, en Bolivia, en Argentina, en Chile, en Cuba y pronto, muy pronto, en El Salvador, las urnas no les han resultado favorables. En América Latina los pueblos van creciendo en sus niveles de conciencia y, por ende, van optando por propuestas soberanas y favorables a los derechos e intereses del pueblo.
Ese despertar les duelo y los angustia. Ya no pueden quitar y poner a sus serviles como lo han hecho casi siempre. Y, lo peor, es que están resultando derrotados en el terreno de juego que ellos mismos definieron y con las reglas del juego que ellos mismos impusieron.
Desde Guatemala, expresamos nuestro respaldo firme a la voluntad mayoritaria del pueblo de Nicaragua, claramente expresada en las urnas el pasado 9 de Noviembre. Rechazamos la poderosa campaña lanzada desde los grandes medios de prensa nacionales en contra de esa voluntad popular y soberana.
Denunciamos el derroche de manejos malintencionados de la información sobre los resultados electorales generados en Nicaragua, con lo cual lo único que logran es restarle valor a su propia prédica de que, sin elecciones, no hay democracia.
Invitamos a las organizaciones populares del país a tomar posición frente a estas actitudes del Imperio y de las derechas, por cuanto con ello lo que pretenden es perpetuarse y perpetrarse en el ejercicio del poder, en su exclusivo y excluyente beneficio.
La luz de Sandino también ilumina nuestra geografía y nuestras conciencias. Su pensamiento, su ejemplo y su herencia también enriquecen el sentir y el pensar de nuestro propio pueblo.
También aquí, ¡Sandino está presente!
¡LA LUCHA SIGUE!
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