lunes, 18 de febrero de 2008

La desaparición de la Clase Media

Guatemala, 18 de Febrero del 2008

Una especie en vías de extinción

Hasta donde conoce la historia, primero fueron los dinosaurios los que se extinguieron de la faz del planeta. Si no fuera por sus fósiles, poco o nada sabríamos de ellos. Con respecto a las causas de su extinción, se argumentan una serie de diversas hipótesis, ninguna comprobada de manera irrefutable.

Y luego, se registra la desaparición de una considerable cantidad de especies, entre las que hay insectos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Muchas de ellas dejaron de existir como consecuencia de la actividad humana. El pájaro dodo, por ejemplo, sucumbió debido a su absoluta incapacidad para defenderse ante las agresiones de las que lo hicieron objeto los seres humanos que invadieron las islas en donde vivía en paz. En el caso de nuestro país, es bien conocido el caso del Pato Poc, del cual hoy solamente queda su grato y nostálgico recuerdo.

Sin embargo, en Guatemala, (y quizás ocurre igual en otros países de la región), se han creado todas las condiciones objetivas y subjetivas para que, en el corto plazo, desaparezca del escenario nacional una especie que desde hace unos años sobrevive a duras penas, aunque se niegue tercamente a reconocer su propia vulnerabilidad: nos referimos a la clase media.

Se trata de un grupo sometido a un acelerado proceso de extinción sobre todo porque, al igual que ocurrió con otras especies ya desaparecidas, no ha mostrado capacidad alguna para enfrentarse con éxito ante los embates que, uno tras otro, le van restando sus cada vez más escasos privilegios.

Los pequeños y medianos empresarios, bastión fundamental de la clase media, hoy se ven severamente amenazados ante el avance del neoliberalismo y de las transnacionales, con lo cual tienden a convertirse, de propietarios, a proletarios.

Los técnicos y profesionales encuentran un mercado cada vez menor y más barato para la venta de sus servicios especializados, con lo que se les van progresivamente restringiendo sus capacidades de consumo y, con ello, sus capacidades de sostener un status social lleno de costosas apariencias.

Las aspiraciones de la clase media siempre han sido burguesas. Ni siquiera se les puede calificar como aspiraciones pequeño-burguesas. Es decir, aspiran a vivir como los ricos o, cuando menos, a aparentar vivir como los ricos, aunque ello les signifique llenar de deudas y angustias cada día de sus vidas. La tarjeta de crédito y los préstamos se han convertido, por esa vía, en factores relevantes para que la clase media pueda aferrarse con los dientes a su status. Pero cada día que pasa, el pago de los créditos adquiridos deviene en una carga mayor, llegándose ya, para muchos, al punto de lo impagable.

La clase media nunca actúa como cuerpo colectivo. Su conciencia es eminentemente individualista y ello la coloca en una situación de mayor vulnerabilidad ante la codicia de los sectores poderosos que poco a poco les van cerrando las puertas del acceso al disfrute de los bienes y servicios sociales. En la estructura social guatemalteca, estos grupos que han detentado el poder durante siglos, (con la notoria excepción del período conocido como la “Revolución de Octubre”), siempre han estado organizados y saben actuar como colectivo para imponer sus intereses por encima de cualesquiera otros. Por su parte, la clase obrera y campesina, con altibajos, también ha desarrollado su propia experiencia organizativa y de acción conjunta en defensa de sus derechos. En cambio, la clase media nunca ha generado ni se ha interesado siquiera en generar esas capacidades para sí misma. Cada uno de sus integrantes busca resolver sus cosas por sí solo, en ausencia de los demás, a quienes entiende como competidores y no como sus aliados naturales.

El grito neoliberal de “sálvese quien pueda” ha calado hondo, muy hondo, en las conciencias y en las filas de la clase media. El llamado neoliberal a que el mundo debemos entenderlo como dominado por la “competitividad” y, por ende, regido por las leyes brutales de la selva, se lo ha apropiado la clase media y ello la conduce a romper con cualquier forma de solidaridad, de apoyo mutuo.

Para la mayoría de quienes forman parte de esas cada vez más precarizadas clases medias, lo peor que les puede ocurrir es descubrir, de repente, que han dejado de serlo y que se han convertido en sectores populares, es decir, que se han vuelto pobres. Que les van a embargar sus salarios o que les van a ejecutar la hipoteca de su casa o de su carro y que se verán obligados, entonces, a tener que andar en camioneta y a dejar de comprar algunas de esas cosas superfluas y banales que tanto les han llenado sus vidas.

Pero, a pesar de todo ello, muestran, como grupo, una notable incapacidad de ejercer el derecho a la legítima defensa. Los casos recientes ocurridos con BanCafé y con el Banco de Comercio son una prueba irrefutable de esa ausencia de capacidad de organizarse para hacer valer sus derechos. Salvo un pequeño grupo de afectados, los demás se limitaron lanzar a los cuatro vientos su llanto desconsolado, pero sin enfrentar, jamás, a quienes los despojaron brutal e inescrupulosamente de sus ahorros.

E incluso ese pequeño grupo de estafados que sí se organizó y ha realizado algunas marchas y plantones en la Ciudad Capital, se negó sistemáticamente a aceptar alianza alguna con las organizaciones populares que les ofrecieron su pleno y desinteresado respaldo. ¿Ellos, juntarse con los bochincheros y con los pobres? ¡Dios los libre!

Pues bien, sabedoras de todo ello, las autoridades del actual Gobierno les propinan ahora otra bofetada más en sus rostros con su anunciada política de incremento a las tarifas por servicios eléctricos. Las autoridades esperan que, como de costumbre, se limiten a quejarse de manera individual pero, en cuanto a acciones concretas, esperan que no pasen más allá que de limitarse resignada y mansamente a poner la otra mejilla.

Trasladamos literalmente el artículo que, sobre este particular, publicó el matutino El Periódico ayer sábado 16 de Febrero, en el cual se analiza parcialmente la forma en la que la medida adoptada por el Gobierno atenta de manera directa contra la clase media:

El Periódico, 16 de Febrero del 2008
Focalización de Tarifa Social impactará a la clase media

Los hogares que consumen menos de 100 kilovatios hora al mes recibirán el subsidio, pero 603 mil usuarios de entre 100 y 300 kvh sufrirán incrementos.
Por: LORENA ÁLVAREZ
Tener calentador en la ducha o varios televisores en casa serán motivo de reflexión al recibir la factura del servicio de energía eléctrica de marzo, luego que ayer el presidente Álvaro Colom anunció la focalización del subsidio de la Tarifa Social (TS).

La iniciativa focalizará el subsidio que el Instituto Nacional de Electrificación (INDE) otorga a los usuarios de la Tarifa Social en 1 millón 412 mil hogares pobres que consumen menos de 100 kilovatios hora (kvh) al mes.

La TS vigente es de Q1.26 por kilovatio y cubre a los hogares que consumen hasta 300 kvh al mes. Con la focalización del subsidio, se establecerán dos rangos de usuarios a partir del 1 de marzo próximo.

El primer rango serán alrededor de 936 mil hogares que consumen menos de 50 kilovatios al mes, cuya tarifa será de Q0.50 por kvh, y recibirán un subsidio del INDE de Q0.76 por kvh consumido.
El segundo rango de beneficiados serán 476 mil hogares que consumen entre 50 y 100 kilovatios hora al mes, quienes cancelarán una tarifa de Q0.75 por kvh y recibirán un subsidio de Q0.51 por cada kilovatio que consuman.

Unos 603 mil hogares que consumen entre 100 y 300 kilovatios al mes seguirán pagando la tarifa social de Q1.26 por kvh únicamente por los primeros 100 kilovatios consumidos y por el resto pagarán la tarifa plena (Q1.43 por kvh para los usuarios de la Empresa Eléctrica, y Q1.65 los de Deocsa y Deorsa). Además, ya no recibirán el ajuste temporal de Q0.19 por los primeros 100 kilovatios consumidos, con lo que su factura se incrementará más del 13 por ciento a partir de marzo.

Carlos Meany, ministro de Energía, afirmó que la focalización del subsidio busca beneficiar a los hogares más pobres, ya que la TS debe estar orientada hacia este segmento de la población.

Un consumo de 50 kvh al mes equivale a utilizar 3 focos de 60 wats y un televisor; y entre 50 y 100 kvh, equivaldría al uso de 4 focos de 60 wats, un televisor y un refrigerador de 9 pies. Sin embargo, la medida afectará a 603 mil hogares de clase media. Por ejemplo, un hogar que consumió 120 kilovatios en enero pasado, canceló Q174.63 en su factura, pero con la eliminación del subsidio cancelará en marzo Q197.80 por el mismo número de kilovatios consumidos.

El artículo es omiso respecto al meollo de esta nueva tarifa: Mediante la misma, el INDE deja de cubrir 402 millones de quetzales por concepto de subsidio. Aunque ya lo hemos señalado en un par de comunicados anteriores, en este caso preferimos pecar por exceso que por omisión.

En resumen, la política que plantean el Presidente y su Ministro es la siguiente;

Cobertura Subsidio Período
Tarifa Social actual De 0 a 300 kwh 762 millones Hasta Febrero del 2008
Tarifa Social propuesta De 0 a 100 kwh 360 millones Desde Marzo del 2008
Ahorro del Estado 402 millones

La política tarifaria anunciada por el Gobierno de Colom, al bajar el techo de 300 kwh hasta 100 kwh, simplemente pasa 600 mil usuarios desde la Tarifa Social hasta la Tarifa Plena, cargándoles sobre sus facturas la nada módica suma de 402 millones de quetzales, que se los ahorrará el Estado, pero que saldrán con dolor desde los bolsillos de las familias pobres y de los sectores medios. Entre tanto los ricos no se verán afectados en absoluto. Ellos siguen tranquilos con sus mismas tarifas.

A saber cuándo irán a tomar conciencia los sectores de clase media respecto a las múltiples y constantes formas en las que se arremete en su contra desde las políticas públicas. Y, sobre todo, a saber cuándo irán a decidirse para hacer algo al respecto. Si no llegan a tomar esa conciencia ni a actuar en consecuencia con la misma, no les espera otro futuro más que el que ya sufrieron el pájaro dodo, el pato poc o los dinosaurios. Eso sí, deben saber que, cuando quieran actuar, su único aliado natural serán los sectores populares, quienes han hecho suya la consigna:

¡La Lucha Sigue!

No hay comentarios.: