martes, 22 de noviembre de 2011

La otra izquierda también cuenta

Guatemala, 18 de Noviembre del 2001

La otra izquierda también cuenta

Es claro que en el país hay, por lo menos, dos izquierdas: una es de carácter partidario y la otra de naturaleza social. La primera está conformada por varios partidos políticos, y participa cada cuatro años, con todo derecho, en las elecciones. La segunda la forman las organizaciones populares, que no pueden ser parte en los procesos eleccionarios. Eso no sólo las divide, sino que, evidentemente, las distingue.

Existen múltiples razones, tanto objetivas como subjetivas, por las cuales las dos son diferentes. Son diferentes en su enfoque; son diferentes en su agenda; son diferentes en sus métodos, en definitiva, son diferentes. De ahí que a una no la veremos, ni a patadas, sumergida en la lucha social. En cambio, a la otra no la encontramos, ni por asomo, cuando se trata de cuestiones partidarias. Están divorciadas, y profundamente.

El hecho de que en Guatemala se manejen dos izquierdas, divididas así, es un producto histórico. Hace 55 o 60 años, la realidad era muy diferente. En aquel entonces, se vivía una suerte de Revolución. Hay quienes califican los esfuerzos desde el Estado como revolucionarios, pero hay quienes no. Sin embargo, lo cierto fue que se creó el IGSS, se amplió el presupuesto en educación, se mejoraron las capacidades en salud, se procuró una reforma agraria, en fin, se buscó dar satisfacción a las demandas populares. Así, nació una izquierda, cuando menos embrionariamente, en el seno del pueblo.

1944 a 1954: Esa, y ninguna otra, fue una década revolucionaria. Pero no tardó en llegar la contra-revolución. En 1954, fuerzas armadas nacionales y extranjeras invadieron al país y derrotaron, prácticamente sin combatir, al Gobierno de Jacobo Arbenz. Tras ello sobrevino, para todo el país, una época oscura y amarga. En Guatemala se dejó de pensar, se dejó de actuar, se dejó de construir cualquier cosa que tuviera que ver con izquierda. Así hasta nuestros días.

Desde 1954 y hasta hoy, el giro de la historia marcha en contra del pueblo, y a estas alturas, sin que siquiera el pueblo se dé cuenta. Las derechas se han adueñado del rumbo nacional con total impunidad. En el país se actúa a la derecha, sin que el país se dé cuenta de que está, objetivamente, actuando a la derecha.

Pero hay otra izquierda. Hay que decirlo: La otra izquierda, la que nace desde los movimientos sociales, anda con fe en el futuro, y con compromiso adquirido en la lucha, pero, a pesar de ello, anda mal en términos de la autoconfianza, de la autoestima. Varios hechos así lo determinan.

Primero, la izquierda social no participa en los procesos electorales. Este hecho, claramente establecido en el ordenamiento jurídico, no es un problema pequeño. Les impide ser parte de cualquier cargo, las limita para proponer cualquier idea, en fin, las coloca totalmente fuera de la posibilidad de ser parte al momento de definir políticas públicas.

Además, la izquierda social está dispersa. La cruzada electoral, con los partidos de derecha al frente, termina por llamar hasta sus filas a quienes militan en esta izquierda. Así, se descubren de repente votando por la derecha, pero sin decirlo abiertamente. Hacen esfuerzos inmensos por que la razón de ser de su voto jamás quede en claro. Pero votan ahí, según lo dicen las cifras. El que sus votos se den a la derecha, pero sin decirlo, es un factor que los divide o, cuando menos, que los dispersa.

Por lo demás, una buena parte de esta izquierda social se pasa la campaña electoral lanzando críticas, a veces reales pero en ocasiones no, contra la izquierda partidaria, las cuales terminan por dar al traste con todos los esfuerzos unitarios. No hay quien los una. Antes muertos que unidos con una sola planilla. Así, terminan por darle la razón a los pocos quienes han dicho que aquí, en Guatemala, la izquierda está muy dividida.

Si esa es la situación, ¿cómo espera la izquierda, como una sola, ganarle a las derechas? ¿Cuándo se irá a forjar esa alianza necesaria como para abrirle espacios reales a la izquierda?

Es nuestra tarea, como parte del pueblo, el rescatar esa voluntad soberana que reposa en la conciencia popular y, con ella, lanzarnos a la conquista del poder. Estos son tiempos de poder popular.

La Lucha Sigue

sábado, 19 de noviembre de 2011

¿Por qué hay una crisis en la izquierda?

Guatemala, 16 de Noviembre del 2011

Algunas razones que, bien o mal, la explican

Suele decirse que existe una profunda crisis en las filas de la izquierda, y es así. Realmente la hay, en las filas de la izquierda partidaria. La izquierda partidaria ha demostrado carecer de la capacidad de crecer, en un mundo en el que, en términos ideológicos, la izquierda, como tal, crece en todas partes. Incluso en Centroamérica la izquierda crece.

Pero otra cosa es la que ocurre en Guatemala. Mientras en Nicaragua, El Salvador, Honduras, Costa Rica y Panamá la izquierda partidaria se hace presente y crece, aquí ocurre lo contrario: apenas si es un recuerdo de una izquierda que prometía ser fuerte.

La izquierda, la partidaria, actúa como esperan que se comporte. Al final, no hace ni más ni menos que lo que las derechas esperan que haga. Es decir, aquí la izquierda sirve a las derechas. Esto, para bien de la misma derecha. En definitiva, hay una izquierda partidaria que puede participar en política abierta y naturalmente: a ella nos estamos refiriendo en estas páginas.

Entre las razones que explican, para el caso guatemalteco, esa desaparición de la izquierda, podemos citar las siguientes:

1.- Por la incapacidad de socializar el proyecto:

La incapacidad para socializar su proyecto ha sido una de las principales razones de la debilidad electoral de la izquierda partidaria. Hay una izquierda, de partido, que tiene un proyecto diferente, pero infortunadamente este es desconocido. En consecuencia, nada se opone al proyecto de las derechas, que marchan solas al encuentro con el destino.

2.- Porque no hubo capacidad para ampliar el proyecto:

La cantidad de militantes activos a favor de un proyecto de izquierda nunca creció. Por el contrario. Siempre se jugó en un marco de poca militancia, y ello no contribuyó a promover el proyecto. La izquierda partidaria nunca creció y, con ello, nunca creció su proyecto.

3.- Porque, por un lado, prevaleció el dogmatismo sobre la militancia y en la estructura. Por el otro, predominó una suerte de aventurerismo ideológico:

Tanto la militancia como la estructura fueron víctimas activas de una especie de dogmatismo al momento de hacer valer sus criterios o, caso contrario, se vieron envueltos en una suerte de derechización en cuanto a sus planteamientos. Visiones extremas y pequeñas dominaron el panorama. Así, se vieron envueltas en un discurso que les robó la esencia de su planteamiento.

4.- Por la desideologización del proyecto:

Se perdió de vista la ideología como resorte que mueve la historia. Esta desideologización tuvo que ver con la pérdida de visión de los militantes respecto al futuro del país. Era más importante lo que podía conseguirse que la firmeza ideológica del que lo sostenía. Contaba más conseguir un voto que conseguir un militante.

5.- Por el divorcio entre estructura política y movimientos sociales:

Este divorcio se manifestó como un riesgo desde un principio. El Partido estaba aún en formación cuando se argumentó que poco podía hacerse debido a que “nos inhiben”. En aquel entonces sólo había un partido. Así, desde sus orígenes, predominó un divorcio entre los partidos políticos y los movimientos sociales.

6.- Porque este proyecto hoy excluyó a las organizaciones populares:

Porque se asumió que, dadas las circunstancias, había una izquierda a la que no le competía la lucha social. Estaba divorciado de ella. Era, si no su adversaria, su tema no tratado, su ignorado. La izquierda partidaria poco conocía de las luchas que, desde el pueblo, daban las organizaciones populares.

7.- Por la tozudez de los dirigentes al asumir cuadros de dirección:

En prácticamente toda la izquierda partidaria se dio un proceso, similar en todo al de las derechas, en el cual quien era electo dirigente lo era de por vida. Sólo la muerte podía oponerse al ejercicio de su cargo. Llegó, incluso, a dividirse en fracciones con tal de preservar los cuadros de origen. Así, vimos una izquierda dividida, separada en mil y un fracciones que le dieron su forma original.

8.- Por la pérdida de credibilidad de la izquierda partidaria:

Simplemente no le creen. Por un lado dicen que son del pueblo, pero, al actuar como derecha, niegan ese atributo. Muchos de los dirigentes de “izquierda” se venden como los de la derecha. Así, ¿cómo va a tenerse confianza en los que quedan?

9.- Por la aparición de Doña Rigoberta Menchú como candidata:

Al presentar a Rigoberta Menchú en calidad de candidata a Presidente de la República, su rostro se manchó. No era viable que un movimiento de izquierda, incluso partidaria, tuviera a una candidata de derecha. La Señora Menchú calificó como derecha desde la elección anterior, por cuanto actuó como sombra de Berger, y ahora actuó como sombra de Sandra Torres.

10.- Porque, al igual que las derechas, aparece cada 4 años:

Cada cuatro años la izquierda partidaria reaparece. Permanece en el baúl los tres años que preceden, pero el cuarto aparece, anunciando, al igual que las derechas, ser la solución de todos los males.

Así, existen múltiples razones por la cual la izquierda partidaria no crece. Más bien, se acerca su desaparición. Esto no significa ningún bienestar para el país. Más bien, es una muestra de cómo se van dibujando los males. Es una muestra de cómo se van perdiendo de vista los urgentes cambios que el país necesita.

La Lucha Sigue

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un proceso gastado por el tiempo

 

Guatemala, 9 de Noviembre del 2011

Las elecciones ya no satisfacen todas las expectativas

Suele decirse que las elecciones son la más democrática de las opciones, porque son libres y participativas. Benditas sean las elecciones puesto que, en la medida en que estemos participando, seremos más democráticos. En síntesis, como resulta que aquí tenemos elecciones, pues entonces vamos siendo cada vez más democráticos, más limpios y puros.

Pero, ¿qué es lo que vemos aquí, en Guatemala, al final de cada campaña electoral? Este momento, en el que estamos justo diciéndole adiós a una campaña electoral, es objetivamente exacto como para ventilar a cabalidad ese asunto. Estamos colocados frente a lo que califica meramente como un desperdicio de recursos. Observémoslo:

1.- En un país en el que hay hambre, vemos un total despilfarro de medios de alimentación tras la celebración de los talleres, de los foros, de las asambleas, en fin, de los eventos que ofrecen qué comer al pueblo. Incluso hay personas encargadas del aporte con víveres a cada participante, y se esfuerzan por hacerlo. Pero todo eso es, al final, ni más ni menos que un desperdicio, que una apuesta en beneficio de este o aquél candidato. Nada más.

2.- También hay despilfarro de recursos en lo referido a medios de comunicación. La campaña electoral nos deja saber, con profusión, que este o aquel candidato es el más capaz de absolutamente todo. Esto pretenden lograrlo con frases hechizas que no quieren decir nada, absolutamente nada, pero que se repiten hasta el aburrimiento.

3.- Encontramos despilfarro en cifras gastadas en transporte para visitas. Los candidatos emprenden un recorrido del territorio que, si fuera por mejores causas, bien valdría la pena que lo hicieran. Van hasta el último rincón de Guatemala, prometiendo el oro y el moro, a sabiendas de que, al final, lo que hagan dependerá, enteramente, de lo que quieran los oligarcas. Los pocos ricos, que son los que mandan, se bastan para imponer cuánto gasta cada uno.

4.- Los gastos en publicidad exterior son extraordinarios. Las vallas en las carreteras, los afiches, las fotos, en fin, todas las técnicas, resultan nada comparados con los costos que implican. Se necesita que, calle por calle, haya una fotografía más o menos grácil de cada candidato. Esto es urgente. Y no es cuento. Se ponen.

5.- ¿Cuánto se gastó en pintura en las pobres carreteras? Esa cifra es enorme. Y bien valdría la pena si fuera para otros gastos. Pero no había una sola piedra en el camino, una sola pared más o menos pintable, un sólo árbol, un solo poste, en fin, una sola cosa que no fuera pintada, de todos los colores.

En un país carente de recursos hasta para lo más básico, sobran, sin embargo, para la campaña electoral. El Tribunal dispone de recursos. Los ricos disponen de recursos. La “cooperación externa”, siempre oculta, dispone de recursos. Los que pueden disponen de recursos. Así es que hay que hacer fiesta. Hay con qué y hasta sobra.

Basta con ver los resultados que se desprenden de una u otra campaña electoral aquí, en Guatemala. Aquí, en una cuadra, encontramos cientos de signos externos, como si se tratara de vender un jabón o un desodorante. Pero muchísimos más que los que cualquier empresa usaría para vender un jabón o un desodorante. Simplemente sobran.

Es que, en este país, los recursos sirven a las derechas para distraer al electorado, haciéndolo pensar que, con sólo seguir cualquiera de las 10 mil frases que emplean para difundir una idea, estará aportando a un mejor futuro. O las derechas se sienten servidas cada vez que un poblador decide votar por ellas dado que este o aquel candidato ofreció esto o aquello.

Así, ¿cuánto tiempo más tendremos que esperar para que una fuerza popular desplace a las derechas?

Obviamente, nuestra tarea es lograr que cada ciudadano empiece a ver el proceso electoral con otros ojos.

La Lucha Sigue

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sobre los Resultados Electorales II

¿Qué habrá que hacer?

Ante los resultados electorales, habría que ser magos

Decíamos ayer, en el último comunicado, que es preciso hacer un llamado al pueblo para consolidar su unidad, para solidificar sus organizaciones, para perfeccionar sus vínculos articuladores y, así, que se prepare para actuar, y para actuar en términos de lo inmediato.

Es preciso, pues, consolidar la unidad porque, sin ella, no se llega a ninguna parte. Aquí sí que no son pajas lo que corea la vieja consigna que dice “el pueblo, unido, jamás será vencido”. Y es precisamente esa unidad lo que ha hecho falta al momento de enfrentar las luchas que van surgiendo al paso de la historia. Al parecer, no somos capaces de unirnos con la confianza necesaria. Como pueblo, no nos vemos vencedores en los casos de lucha, incluso en los casos de lucha civil. La desunión ha sido una lacra que los sectores de derecha han sabido sembrar en el seno del pueblo, y aprovecharla a manos llenas.

También hace falta que fortalezcamos nuestras organizaciones para que así, con organizaciones fuertes y consolidadas, hagamos frente a los desafíos que el mundo nos coloca a la vuelta de cada esquina. Organizaciones cuya fortaleza sea tal que no se desbaraten ante los embates del enemigo. Organizaciones cuya fortaleza sea tal que no tiemblen ni se tambaleen ante aquellas que las adversan. Que sepan consolidarse como un sólo cuerpo, para así, unidas, vencer en sus batallas. Debemos aprender a consolidarnos. Tenemos gran habilidad para dispersarnos; habrá que aprender de lo contrario.

Y debemos tener la voluntad de perfeccionar nuestros vínculos articuladores, para poder ir cubriendo, con articulación, las luchas que se nos vayan presentando, las cuales tienen, sin duda, aspectos diferentes. Tan diferentes que llegan, incluso, a confundirnos. O, peor aún, que llegan, incluso, a emplearse como instrumentos para confundirnos. No hay que permitir que nos dividan la lucha. Es una, y, aunque efectivamente se le puede dividir, ello sólo conviene a los intereses de las derechas. Si queremos ser de verdad útiles a las derechas, dividámonos, partámonos, peliémonos, que así jamás estaremos poniendo en riesgo a esas derechas.

Esto queda claro luego de la reciente campaña electoral. Allí, al final, lo que predominó fue el arte de hacer dividirse al propio pueblo. El arte de sembrar una mentira y darle largas; de repetirla hasta el aburrimiento y hacerla una aparente verdad, para que así, con ese falso valor, la asumamos. El arte de hacer verdad la mentira para que, rodeados de mentiras, marchemos hacia un futuro incierto para nosotros, pero claro, muy claro, a favor de quienes nos dominan.

A lo largo de toda la campaña, predominó el llamado de las derechas. Incluso había una fuerza de “izquierda”, muy bien apañada con su ropaje como izquierda, pero jugando un papel claramente ubicable como de derecha. Lo decimos así sin duda alguna. No se trata de que haya una izquierda que pasó de moda y piense ahora como derecha. O de que haya una izquierda chiquita, como lo señala la prensa. De lo que se trata es, en realidad, de que esa izquierda partidaria, que tiene ya 20 años como partido político, ha terminado por aprender qué son los partidos políticos. Juegan, como partido, con las mismas reglas del juego que los de derecha. En ello, no hay falta alguna en contra de la ética partidaria. Hay falta, y flagrante, en contra de los acuerdos con los movimientos sociales, pero eso ¿qué importa? Es algo por lo cual nadie cobra.

Está demostrado, que en algunos casos, no basta llamarse de izquierda para serlo. Hubo en este proceso, un leve intento de unidad que se vio truncado precisamente por esas prácticas que debemos desterrar con un arduo trabajo de formación y organización. Tocará a esos partidos revisarse y asumir. Quedó evidenciado también en ese marco, cuáles son los oportunismos y quiénes, con el pretexto de acercar los procesos, son en realidad oportunistas. Cada cual sabrá el guante que le quepa.

Esto no implica, tampoco, que los movimientos sociales y populares no tengamos errores que corregir, procesos que revisar y consecuencias que asumir. Estamos también marcados por la dispersión y el sectarismo en las luchas sociales.

Ahora bien, los resultados electorales dejaron en claro un asunto: aquí, en Guatemala, ganan las derechas. Pasó una jornada más y, como de costumbre, salió ganando una derecha. En este caso, se trata de una derecha militar, que no es lo mismo que una derecha populista o que la otra, la derecha empresarial. Para verlo más claro, no son lo mismo Pérez Molina que Colom o que Berger. Eso si, los tres son derechas, es decir, ninguno de los tres va a generar los cambios que el país requiere. Los tres gobernaron o gobernarán codo a codo con la oligarquía, que es, al final, la gran ganadora.

Si queremos derrotar a la derecha, debemos dejar de votar por esa derecha. Nada ganamos contándonos, luego, cuántos costos que nos dejó ese voto. Porque, a golpe dado, no hay quite. Si votamos a la derecha, pues nada ganamos con quejarnos por haber votado a la derecha. De poco nos sirve quejarnos de Berger, después de Colom, y antes, de Portillo, si nosotros mismos los pusimos ahí. Poco se gana.

Las hojas de un árbol estarán secas, si cada vez que podemos, le damos una paliza a ese árbol. Dejémonos ya de cosas.

La Lucha Sigue

lunes, 7 de noviembre de 2011

Por Todas Partes se cuecen Habas

Compartimos con Ustedes el texto de un comunicado localizado en San Marcos, por la importancia del mismo:

Estimados vecinos y vecinas:

Hacemos de su conocimiento que la equivocación más grande es creernos parte de la familia de los ricos, sólo por tener una o dos casas, un carro, dinero en el banco, o por tener un buen empleo. Perdonen pero, insisto, ¡estamos equivocados! Ricos son aquellos que  han tomado el control de nuestras  vidas y nuestro dinero.

¿Quiénes son  estos señores?: Los dueños de los bancos (que luego se declaran en quiebran y roban a sus ahorrantes) y las compañías tanto Transnacionales como Nacionales. Que día a día asaltan nuestros bolsillos, negociando  con el hambre de los pobres, incluso dándoles trabajo, pagándoles poco (muchas veces ni el mínimo), usando a niños y mujeres, que no pueden alzar su voz por la misma necesidad.

Pero el asunto más indignante es que una de estas transnacionales se apropió  de la Distribución de la Energía Eléctrica, a través de un convenio entre el Estado de Guatemala  dirigido por el entonces presidente Álvaro Arzú  Irigoyen y la Transnacional UNION FENOSA. Utilizaron a las dos Distribuidoras Nacionales DEOCSA Y DEORSA, creadas para  llevar a  cabo tal concesión, las cuales están inscritas en el Registro Mercantil, como Sociedades Anónimas, y sirven únicamente para que cualquier  extranjero venga y se lleve el dinero del pueblo.

Ellas compran la energía al INDE (Instituto Nacional de Electrificación) y nos la revenden a nosotros, los usuarios del servicio de Energía  Eléctrica, ganando más del 400%, lo que es ilegal, ya que el código de comercio establece que una empresa prestadora de servicios públicos deberá ganar un máximo del 100%. 

Esta Transnacional ya fue vencida en juicio ante la Corte de Constitucionalidad, el más alto organismo de justicia en nuestro país,  en el año 2004, y prevenida a devolver a los usuarios de la energía, lo cobrado de más por el famoso VAD (Valor Agregado a la distribución), desde el año de l999 y  que fue declarado en ese entonces ilegal. A tal disposición la Transnacional no obedeció y no devolvió nada a ningún  usuario. 

Ahora resulta que, para evitar a la justicia, vende sus acciones a la también Transnacional ACTTIS, de Inglaterra. Esta, por supuesto, compra el derecho sobre el mencionado convenio y las obligaciones de la vendedora UNION FENOSA. Tanto la condena de la Corte de Constitucionalidad, cobros ilegales, multas, abusos, crímenes de quienes denunciaron tales injusticias, el resarcimiento de las viudas y los huérfanos, y todo lo actuado fuera de la ley; aparte de que internacionalmente ya ha sido puesta la demanda en su contra, en este mes de noviembre será sometida a juicio de los pueblos latinoamericanos en su reunión anual.

No nos dejemos engañar  o, mejor dicho, que no nos asusten con amenazas de multas, cárcel o cualquier intimidación. UNION FENOSA se fue del país porque no aguantó el clamor de los pobres y su resistencia al no pago del recibo de la luz, el clamor de los huérfanos y las viudas y de los activistas de derechos humanos tanto nacionales como de todo el mundo.

Que nos van a cortar el servicio de energía eléctrica, claro que lo harán porque es su única estrategia (por supuesto ilegal), para  seguir  con su negocio, pero la denuncia esta puesta a nivel internacional, no estamos solos y no podrán ganar la batalla a un pueblo que cada día se une a la LUCHA, así como se fue una se tendrá que ir la otra; porque los ríos son nuestros la energía eléctrica también es nuestra.

¡¡Fuera ACTIS!!

La lucha sigue…..¨si  yo muero ustedes no callen¨…. Gritaba VICOTR GALVEZ.

Guatemala, 7 de Marzo del 2011

SALARIO ESTABLE

Guatemala, 4 de Noviembre del 2011

No debería ni de dudarse

El pago salarial de cada trabajador está claramente establecido

En momentos en los que no se habla en el país de otra cosa que no sean los resultados del proceso electoral, nosotros haremos relación a otros asuntos, no porque quién sea el Presidente no nos importe, sino porque apenas si se trata de un hito más en el cúmulo de hechos políticos y no merece darle más atención. Después veremos…

Ahora, vamos a abordar otros asuntos que puede ser que escapen a la luz de todo el país, pero que no deben quedar impunes. En términos reales, hay un problema creado alrededor del salario de los trabajadores salubristas. No les pagan completo y eso que se negoció hace ya bastante tiempo. Pero es que la suma salarial que se le debe pagar al sector salubrista en el país no debería ni de discutirse. Menos aún de dudarse. Es una cifra que varía, pero que es fija para cada salario y la cual, por lo tanto, no debería de ser ignorada ni nadie debería de ponerla en duda, como lo hace el Ministro del área.

Está claro qué es lo que pretende el Ministro: Simplemente congelar el salario de los trabajadores salubristas. Porque lo que quiere es cobrarles el costo de sus propios desatinos. Él ya está por salirse y, en consecuencia, antes de irse quiere imponerles su violencia. ¡No les quiere pagar lo que, sin duda alguna, les debe!

Pero, con el sudor de sus frentes, los salubristas se ganaron el sueldo. No hay ni una sola razón que explique las razones del “no pago” que el Ministro argumenta. Dice que él no conoce los documentos que ha firmado. En honor a la verdad, en manos del Comité Ejecutivo del SNTSG existe un documento que no sólo contempla los pagos que debería de hacer, sino que, además, hace estimaciones sobre cuánto es lo que deberían bajarle a los montos totales. Y lo firma el propio Ministro. Además, está la firma del Pacto Colectivo, que cuenta, ¿o no?

Así que no es cierta su afirmación respecto a lo que le cuesta cada trabajador. No es cierto que desconozca la cifra. Lo sabe y, más aún, lo sabe muy bien. No tiene que pasarse de listo y argumentar desconocimiento. ¿O es que se imagina que al decir “no sé”, la gente va a creer que “pobrecito”, y lo va a excusar?

Es primera vez en la historia de Guatemala que un Ministro sale con semejante cuento. Los dirigentes sindicales no hallan qué hacer para demostrar cuál es su salario. Porque está establecido en todos los papeles. Con todas las firmas que necesitan. Pero el dichoso Ministro, caso único, argumenta que él no lo sabe. Así es que, al parecer, el Ministro le apunta, sencillamente, a dejar de serlo.

La Lucha Sigue

viernes, 4 de noviembre de 2011

UN DESGASTE INNECESARIO

Guatemala 3 de Noviembre, 2011

Hoy en horas de la mañana, los trabajadores salubristas se vieron en la obligación de salir a las calles nuevamente. ¡Otra vez! Resulta que a las autoridades del actual Gobierno no les da la gana firmar los compromisos que tienen asumidos con el sector, ni, mucho menos, honrarlos. Por una u otra razón, siempre encuentran la excusa para no cumplir.

A pesar de que, precisamente gracias a los salubristas, cuentan ya con un crédito aprobado y disponible, lo cierto es que ahora niegan el pago que deben hacer a los trabajadores. Nótese que dije “deben hacer”. Esto, porque a todas luces es urgente que, entre otras cosas, les paguen a los trabajadores. Se trata de un mandato. De un cumplimiento obligatorio, ante el cual nada puede hacerse. No hacerlo equivale a ser dueño de una voluntad torcida, que no va a ser aceptada.

Así que los salubristas marcharon, de nuevo, en demanda de sus legítimos derechos. No marcharon por un aumento, no por una negociación. Esa etapa ya la vivieron. Su salario ya está firmado, es sólido, tiene presupuesto, y, en consecuencia, ninguna sombra se tiende sobre su pago. Pero no va. “No va, no va y no va”, dice el Ministerio.

Estamos, pues, ante el caso de miles de trabajadores que se esforzaron por ganarse el pan con el sudor de su frente, pero que, a pesar de haberlo hecho, no les pagan. Se trata de un sector agredido. Varias veces agredido y por el mismo Gobierno de la República. Es un sector al que lo han llevado a dudar de la seriedad de lo que el Gobierno firma, porque no cumple.

Ya es hora de que el Estado entienda que los caprichos de un Ministro no son excusa válida para romper con la paz social. En nuestro país, en este caso, mientras no estén cubiertas las obligaciones del Estado,

La Lucha Sigue