lunes, 24 de septiembre de 2007

Contexto nacional tras la primera ronda III

Con la tercera entrega de este documento, que ponemos a las ordenes de quienes puedan servirse del mismo, queremos darle continuidad a las principales conclusiones a las que, como FNL, hemos llegado tras revisar los resultados emanados de las urnas electorales luego del 9 de septiembre.

La primera entrega analizó, de manera sintética, cada uno de los tres componentes de la realidad que, a nuestro juicio, se refuerzan como consecuencia de los resultados, y que se constituyen, sin duda alguna, en serios obstáculos ante los cuales las organizaciones populares tendremos que lidiar con beligerancia en las fechas venideras. Estos son los siguientes:

1.- Las derechas preservan su poder real.

2.- Seguiremos, como país, subordinados a voluntades externas.

3.- Se ratifica el neoliberalismo como corriente dominante.

Resulta evidente que cada uno de estos tres hechos políticos mencionados favorece, en sí mismo, todas y cada una de las políticas anti-populares que se han venido implementando por iniciativa de los consecutivos gobiernos de derecha que controlan al país por lo menos desde 1954. Es previsible, pues, que esas políticas pretendan ahora perpetuarse desde el Estado y, además, perpetrarse en perjuicio de los intereses básicos de las grandes mayorías del país.

Por su parte, la segunda entrega de este documento nos permitió destacar el primero de los factores positivos emanados de ese proceso, que deben consolidarse a efectos de que se constituyan en fortalezas, para así aportarle entonces a las ineludibles luchas futuras que habrá que enfrentar desde el seno del pueblo y de sus legítimas organizaciones. El que ya abordamos fue:


1.- La naciente unidad entre organizaciones populares y fuerzas partidarias de izquierda.

Queremos, ahora, plantear otros factores igualmente importantes que, como el ya mencionado, según nuestro criterio destacan al momento de evaluarse el proceso electoral:


2.- Se modifica el panorama político en el ámbito ideológico:

La primera ronda electoral altera y redefine aspectos importantes del panorama político guatemalteco que necesariamente deben ser tomados en cuenta de cara a las luchas futuras a desarrollarse.

A lo largo de la campaña electoral fue evidente que uno de los principales propósitos de las derechas era el hacer desaparecer del panorama político nacional cualquier expresión que pudiera representar posiciones auténticas de izquierda. Esa meta no la lograron alcanzar.

Por el contrario, en el ámbito propio de los partidos políticos emerge, como resultado, una única fuerza de izquierda en calidad de legítima representante y defensora de los derechos e intereses del pueblo: La Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG. Otras expresiones a las que los medios de prensa quisieron darles un tinte de izquierda “light”, si terminaron por desaparecer del espectro político-partidario.

Quienes desde posiciones que quisieron ser de izquierda pero en la práctica no lo fueron; quienes hicieron pactos con militares vinculados al crimen organizado, o quienes lanzaron candidaturas de personajes conocidos por sus posiciones derechistas y poco éticas, se vieron condenados a desaparecer como expresión político-partidaria. Quienes mostraron ambigüedades y ausencia de firmeza ante la voracidad de las derechas, a final vieron, como resultado, esfumarse su legalidad partidaria.

Lo mismo ocurre en cuanto a instancias que se definían a sí mismas como articuladoras de los movimientos sociales o, más concretamente, de las organizaciones populares. Aquellas que abierta o encubiertamente anduvieron en diversos y continuos coqueteos con las derechas, como es el caso de la UASP, por ejemplo, simplemente desaparecieron como fuerzas legítimas o representativas del pueblo. Al final, a pesar de sus coqueterías con las derechas, ni siquiera éstas las tomaron en serio y no les abrieron espacio alguno.

Igual ocurre con otras coordinaciones que, a lo largo de la contienda electoral, se negaron a definir una posición clara y colocarse al lado del pueblo, es decir, a la izquierda, como les corresponde. También han desaparecido del panorama propio de los movimientos sociales.

En síntesis, como resultado del proceso electoral, en el país se consolidan actores preexistentes, en tanto desaparecen del panorama otros que ya jugaron su papel en la construcción histórica del país, papel que, en algunos casos, puede calificarse como decoroso y en otros como lamentable.

El que aquellos actores que se mantienen consoliden ese espacio que el voto popular les otorga, no es en absoluto un hecho consumado. Consolidarlo o no depende, en buena medida, de la capacidad que tengan para acompañar al pueblo en cada una de sus luchas; depende de la forma en la que, de manera real, demuestren ser opciones en las que los sectores populares pueden y deben depositar su confianza.

Ese es un componente importante del desafío que, como FNL, tenemos por delante.


3.- Se evidencia la urgente necesidad de la unidad entre las organizaciones populares:

La contienda electoral tuvo, como decíamos, el ingrediente novedoso de que numerosas organizaciones populares sumaron sus esfuerzos en diferentes campos de acción propios de esta particular trinchera de lucha. Sin embargo, debe reconocerse que este valioso aporte se dio en un marco de dispersión, casi de atomización del trabajo que se emprendió y de las iniciativas que se adoptaron.

Esta realidad puso en claro, en primer lugar, la lógica inexperiencia electoral propia de las organizaciones populares. Nos insertamos, por primera vez, en un mundo que nos era desconocido, con sus propias dinámicas, con sus propias reglas del juego. Abordamos el trabajo con dedicación y con activismo, pero carentes de estrategias claras y definidas que permitieran concatenar los esfuerzos de manera coherente y armoniosa.

Cada organización le imprimió al quehacer electoral su propio y particular estilo. Eso, naturalmente, es válido, pero se debió complementar con tareas comunes, con intercambio y multiplicación de experiencias exitosas, con trabajo uniforme hacia las bases, tanto en el discurso como en la práctica.

Esta lección, aunque extraída del terreno electoral, es válida también para todas las otras trincheras de lucha que ocupamos y debemos ocupar las auténticas organizaciones populares. En las fechas venideras, las organizaciones populares tenemos la obligación inexcusable de coordinar mejor nuestras labores, de manera que nos complementemos; que logremos hacer, de nuestro trabajo, un sólido y eficiente valladar contra el que se estrellen las pretensiones siempre egoístas, codiciosas y anti-populares de las derechas que han gobernado el país durante décadas a su gusto y antojo.

Este llamado a la unidad no es nada nuevo. Casi no hay discurso en el que no se le mencione. Lo urgente, en este terreno, es pasar de las palabras a los hechos. Construir unidad de manera real, concreta. Urge forjar posiciones unitarias que tengan, como base de sustentación, la identidad ideológica, es decir, el reconocimiento colectivo de que toda lucha que se emprende es, en su esencia misma, una expresión particular de la lucha de clases.

La unidad entre las organizaciones del pueblo debe edificarse, entonces, cimentada en el pensamiento revolucionario y en una práctica consecuente. No hay otro camino.

Ese es, también, un componente relevante del desafío que, como FNL, tenemos el compromiso de enfrentar.

¡La Lucha Sigue!

Post Data: El documento “Contexto Nacional tras la primera ronda” se desagrega en varias entregas, de las cuales esta es la tercera. En los próximos días estaremos circulando las siguientes. Las anteriores, si quiere obtenerlas, se localizan en el blog del Frente, cuya dirección electrónica aparece al pie de esta página.

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