Guatemala, 16 de Febrero del 2009
Transporte: Una bomba de tiempo
El tema del transporte de pasajeros, sobre todo en las rutas extraurbanas cortas, se ha convertido en una especie de bomba de tiempo, a la cual le han encendido la mecha. En la gestación de este problema se conjugan dos factores principales, que no es posible conciliar: (i) la codicia sin límites de los empresarios privados que operan este servicio y, (ii) la precarización del presupuesto de cada familia que forma parte de los sectores populares, el cual cada vez hay que estirarlo más y más, apenas para que alcance para medio satisfacer las necesidades más apremiantes.
El desarrollo de los hechos que conducen hasta esta explosiva situación que existe hoy en día ha sido, en síntesis, el siguiente:
1.- Meses atrás, durante la crisis del petróleo, los empresarios dueños de buses, ni lerdos ni perezosos, procedieron a elevar los precios en sus unidades, bajo el argumento de que los costos de operación se habían encarecido.
2.- Luego, cuando bajan los precios internacionales de los combustibles, los empresarios se niegan tercamente a reducir el de sus tarifas. Debe tomarse en cuenta que, al día, estas líneas de buses movilizan alrededor de 500 mil pasajeros, y cobrar una extra a cada una de medio millón de personas les significa una ganancia considerable.
3.- Ante ese abuso, varias comunidades afectadas se organizaron y, acudiendo a medidas legales, políticas y de presión social, demandaron la revisión de la tarifa y la suspensión de los cobros excesivos e ilegales de los que venían siendo víctimas.
4.- Estas acciones populares condujeron a la creación de una mesa intersectorial, en la cual los empresarios, los usuarios y el Estado se sentaron semana tras semana a discutir la tarifa.
5.- El Gobierno, finalmente, emitió el Acuerdo Ministerial 16-2009 en el cual ordena la reducción de la tarifa, estableciéndola en Q2 por los primeros 5 Kilómetros y Q0.17 por cada Kilómetro adicional, cifras que superaban lo que demandaban los usuarios y sus organizaciones, pero que los empresarios argumentaban que los harían operar con pérdidas.
6.- El Acuerdo fue publicado en el Diario Oficial y, a partir de ese momento, pasa a ser de cumplimiento obligatorio para todos los ciudadanos y ciudadanas del país. Nadie debe pagar ni un centavo más de lo que establece el Acuerdo 16-2009.
7.- Sin embargo, los dueños de los buses se niegan a aceptar la nueva tarifa y llegaron incluso a paralizar el transporte durante un día.
8.- Después del paro de transportes, los empresarios han seguido cobrando la tarifa ilegal, con lo cual se colocan en claro desacato.
9.- Esta actitud ha colmado ya la paciencia del pueblo quienes, en calidad de usuarios, se sienten estafados cada vez que hacen uso del servicio privado de transporte.
Esos son los hechos. Implican que, cada día, los empresarios le han venido sangrando al pueblo cerca de un millón de quetzales con sus cobros ilegales.
Si unos pocos empresarios deciden robarle a la población una cantidad semejante al día, desatender de manera unilateral las órdenes del Gobierno, suspender un servicio público esencial, entre otros atropellos, ¿cómo es que siguen libres? Deberían de estar presos.
Pero, peor aún, con sus actitudes estos empresarios siembran vientos. Podría ser incluso que las tempestades no las cosechen sólo ellos, porque la población está harta de que se le siga empujando hacia el borde de un profundo abismo y, en defensa de sus legítimos derechos, podría llegar a niveles de enojo y malestar que resulte incontrolable.
Este problema actual tiene una única solución definitiva: El transporte de personas deberá nacionalizarse. Es decir, debe dejar de ser una fuente de lucro para unos pocos y convertirse en servicio de calidad y a bajo costo para las mayorías populares. Sólo así lo que hoy existe como transporte privado podrá llamarse transporte público.
Por la nacionalización del transporte,
¡La Lucha Sigue!
¡La Lucha Sigue!
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